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El sem*n: ¿tragarlo o no?

Hace unos días una sobrina me preguntaba mi opinión sobre si debería tragarse o no el semen de su pareja. Lo primero que le pregunté fue si hacerlo la “prendía”. Me dijo que normal, pero la verdad no la noté muy animada. Así que sobrin@s, decidí hacer esta nota para hablar del tema. 

Lo primero que quiero decirles es que tragarse el semen no es bueno ni malo en sí mismo, sino que es un gusto muy personal. Hay quienes lo disfrutan y quienes no. En principio, el semen es inofensivo, pero solo si proviene de un hombre sano, porque si tiene ITS, ¡ni aunque les rueguen! Primero hay que entender lo que nos estamos tragando. Si me piden describirlo, el semen es un fluido natural, una mezcla de agua, proteínas, minerales, enzimas, zinc, vitaminas C y B12, entre otros, pero como sale en tan poca cantidad (milímetros), no es que alguno de estos componentes pueda tener realmente un impacto en la otra persona que lo toma. 

Lo segundo es desmitificarlo: El semen no embaraza, ni tiene efectos milagrosos en nuestro aspecto si lo bebemos, ni es nutritivo (la verdad es que la gente dice unas cosas… ¡sin sustento!).

Lo que sí hay que tener cuidado es con las infecciones de transmisión sexual. La única razón por la que tragar el semen puede ser malo es que este es una vía de transmisión para enfermedades que obviamente no queremos en nuestro cuerpo. ¡Fuera, Satanás! Así que salvo que tu pareja se haya hecho las pruebas médicas correspondientes (no se hagan los locos), mi consejo como su tío Piel que soy, es usarme y no beber ningún fluido para evitar la clamidia o gonorrea. Protegid@s ¡solo disfruten sin preocupaciones!.