Cuando de estimular se trata, ¡hay muchas opciones! La lengua es una aliada que no falla para complacer a nuestra pareja, pero hay que usarla bien. Para que tengas delicioso a lo grande, te comparto estos infalibles tips:
- ¡Genera expectativa! Nada como sorprender a la pareja, así que antes de pasar a las zonas que sabes que le causan más excitación tocar, puedes ir bordeando y estimulando zonas cercanas con tu boca y tu lengua, como el interior del muslo. ¡Piensa en un recorrido!
- ¡Elige la zona erógena sobre la cual harás la magia! Recuerda que en el caso de las mujeres, en el clítoris hay aproximadamente 8.000 terminaciones nerviosas y en el caso de los hombres, la zona más sensibles son el glande del pene y el frenillo. Sin embargo, ¡no te concentres solo en los genitales! Pregúntale a tu pareja qué es lo que le pone.
- Prueba con distintas técnicas: Puedes lamer usando tu lengua en forma plana o la punta de esta, pero la gracia está en innovar con los movimientos. Puedes rodear la zona en círculos, ir de arriba abajo, de derecha a izquierda. También está la técnica del abecedario, la cual consiste en hacer letras del abecedario con los movimientos de tu lengua. Como tu tío Piel, te recomiendo probar con las letras que conforman mi elegante nombre, ¡obvio!
- Cambia de ritmo: Puedes empezar lento y luego ponerle agilidad, ¡no te quedes mucho rato en el mismo ritmo! La monotonía no va, en la variación está el gusto.
- Pídele señales: Que te diga ¡sí! o ¡sigue! o que te toque de una forma, para que sepas si lo está pasando bien. Coordinen previamente esa señal para que no estés todo el rato preguntándole si le gustó, porque tampoco hay que meter presión.
- ¿Dar o recibir? ¿los dos? Recordemos que si somos nosotros quienes usamos la lengua: ¡igual gozamos! No todo es recibir, también se obtiene mucha satisfacción dándole placer a la otra persona. Eso sí: Si siempre somos nosotros quienes damos, es hora de hablarlo con la pareja, ¡a ver si se logra algo de reciprocidad e incluso un buen 69!
Sobrinos y sobrinas, lo último que les quiero decir es que tanto en el cunilingüis como en la felación requieren de mi humilde protección. ¡Úsenme! Para el cunilingüis, solo basta con cortarme en forma de cuadrado y listo, ¡seré la barrera de látex ideal!